26 febrero 2009

Una de fauna

Hoy voy a presentar a parte de mi familia. Esa de la que no me avergüenzo porque si no hicieran estas cosas directamente no serían mi familia. Los Mora Sesma son así, un poco alocados. De izquierda a derecha, la Piccola, Carmen, Carlos, Britta y María. Menuda fauna. Maravillosa foto que ya es parte de nuestra historia.

25 febrero 2009

Me encanta

Hoy estoy en Valencia. He cogido la bici y he ido por el carril de la Via Augusta, he pasado por campos de cebollas, luego de naranjos. He cruzado pueblos de l'Horta: Meliana, Albalat, Albuixec, Massalfassar, La Pobla de Farnals, Puçol. Luego he salido de la Vía Augusta justo antes de llegar a su destino, el castillo romano de Sagunto, para ir hacia el interior. Entonces los naranjos han desaparecido, y han empezado a asomar la cabeza los pinos mediterráneos llenos de nidos de orugas, señal inequívoca de que llega la primavera. Gilet, Estivella, Segart, Albalat dels Tarongers. La tierra ha pasado de estar arada y oler intensamente, a un fuerte color rojizo de la piedra de la sierra de la Calderona. He visto entonces olivos, ya recogido su fruto, y luego almendros en flor. Fantástica visión esta del adiós al frío invierno. Entonces he almorzado en Torres Torres, sentado en una acera viendo al personal y sus casas bajas, su vida, para luego reiniciar la marcha y subir el Oronet por su cara Norte. Primero naranjos en fila y luego pinos de nuevo han armonizado el viaje, un conejo despistado ha asomado su hocico antes de desaparecer de mi vista, y entonces he llegado a la cima. La bajada ha sido rápida, y de nuevo he visto pinos, almendros, olivos, naranjos y, para acabar, los campos de cebolla que me han recibido a los pies de la ciudad.

Mañana repito, porque simplemente me encanta.

21 febrero 2009

De esto y lo otro



Hoy vade retro. Resulta que andaba esta mañana en la redacción bien relajado leyendo la prensa. Políticos anormales aparte, leía páginas de sociedad de esas ligeras en las que se habla de tal actriz o actor, escarceos amorosos, engaños aquí y allá, y todo ese montón de mierda habitual.



Conforme leía, una luz interior se me iba encendiendo hasta convertirse en llama hiriente mientras pasaba páginas. Y es que, subliminalmente, mi mente iba captando los mensajes del día a día. Mensajes que nos meten en un mundo de competitividad y de poder asfixiante.



Un reportaje que habla de los Ecomillonarios, un programa de televisión que se llama Rico al Instante, un imbécil que asegura que a base de vender fincas, terrenos y varios se ha hecho tan rico que apesta. Unos viajes transatlánticos de auténtico lujo, una estupidez humana generalizada que me pone de los nervios.



A todo esto leo estos días una recopilación de textos, conferencias y declaraciones varias de Ryszard Kapuscinski (1932-2007), un reportero de esos de mochila en mano y de guerra en guerra, de desgracia en desgracia, que desde hace años me enamoraba con sus tribunas libres de El Pais. Sus análisis sobre África, sobre Sudamérica, sobre la Asia más pobre, queman tanto por dentro que la transición entre estas lecturas y las de nuestro día a día me resulta dolorosísima.



Pero somos tan estúpidos, tan sumamente desgraciados, que somos incapaces de pensar, en este instante, en una aldea boliviana o en un poblado africano sin agua potable, porque lo que más nos importa es la Gala de los Óscar y su puta alfombra roja.

18 febrero 2009

El Camino necesario



Vengo de ver Camino y sigo consternado. Me encanta cuando voy al cine y salgo de él sorprendido al ver la calle, intentando situarme en el mundo en el que vivo porque lo que he visto unos metros más adentro me ha llevado a otro lugar. Esta es la grandeza del cine, más bien.

Me encanta salir del cine reflexionando con la Pepa sobre lo que hemos visto o, mejor dicho, sobre lo que hemos vivido. Nos solapamos el uno al otro pensando en voz alta el argumento, los personajes, los detalles. Qué importantes los detalles, cuántos y sutiles y directos y en sí fundamentales para trasladar la imagen de un drama, de dos mundos absolutamente contrapuestos, uno gris y amargo, otro de colores y de sonrisa y vida, y luz, y palmas, y corazones abiertos. Y almas en paz sin más 'allases'. Pensamos en voz alta porque la reflexionamos, le sacamos el jugo que tiene un buen libro, pero que en el cine se traslada a un par de horas, a veces, como es el caso, de auténtico placer cinematográfico.



Camino es una película espectacular, mágica, divina. Es un pedazo de cinta que te lleva a un mundo con el que comulgues o no con él lo tratas con respeto y sin excesiva ira -en mi caso conseguir eso con estos temas es bien complicado-, y que te traslada con fe -ídem- lo que sienten esos personajes. El éxito es de Javier Fesser, pero también lo es de los actores y actrices -¡las actrices! qué magníficas todas- y de una sensibilidad absolutamente maravillosa.



Camino me ha llegado porque me ha llegado el papel de Nerea Camacho -¡sus ojos grandes y hermosos transmiten tanto!-, porque me ha llegado el de Carme Elías, porque también lo ha hecho el de Mariano Venancio -qué historia tan triste la del padre que quiere y no puede, que no cree y sigue atado, que se hunde en el dolor...-, el de la numeraria Manuela Vellés... Qué historia tan llena de vida. A mí no me va a leer Javier Fesser ni nadie de su equipo, pero me importa una mierda, porque el sentimiento me queda igual.



Muchas veces los premios se dan por marketing, porque toca o porque no hay nada mejor, pero este año Camino es el gran peliculón, la cinta que conmociona y te hace llorar, no de rabia ni de pena, que podría, sino de puro sentimiento cinematográfico.



Esta película es digna dignísima, extremadamente bella y extremadamente dura, y en eso está su tremendo valor. Una de las críticas que he leído sobre ella dice que es muy buena y tal y cual, como aquí digo yo y otros muchos también hacen, pero añade que es necesaria. Necesaria. Y tanto. Por Dios Santo no te la pierdas.

16 febrero 2009

Por la tele

Para marear un poco la perdiz, y porque después de algunos meses, por no decir medio año, tengo en mi mano el video, aquí pongo el minuto que Canal 9 emitió en su informativo sobre el viaje en bici desde Andorra a Valencia. Un minuto contando la entradilla de mi amiga Maria José, y diciendo lo de amiga se entiende por qué se emite esta noticia.

07 febrero 2009

Un quejido de esperanza



De vez en cuando, ya sabéis, me regalo unas frases para ella. Aquí la tenemos en julio del 2005 yendo hacia el Ibonet de Batiselles, en el valle de Benasque, una zona a poco más de 2.000 metros y con grandes vistas hacia arriba, pocas hacia abajo y muchas alrededor. Ella sube y sube y corona las piedras, los prados y las sendas, deja su huella y sigue respirando, se ahoga pero insiste y luego a lo sumo lanza un mínimo quejido. Sin embargo, lo consigue.

Pero también hay momentos en que dice basta. Respira muy fuerte, tensa los músculos y su corazón se acelera, se asusta y frunce el ceño, y es entonces cuando asume la derrota. También emite entonces un quejido, pero no es de dolor, sino de esperanza. Otro día, dice, otro año, asume, cuando sea, será bienvenido el esfuerzo. Mientras se pueda.

Os la dejo aquí descansando, esta vez subiendo al Besiberri desde Caldes, aquella misma semana, aquel mismo mes, y aquel mismo año. Cuando no llegamos al final pero, eso sí, valió la pena. ¿No crees?

03 febrero 2009

Esquí en El Periòdic

Pocas veces podremos juntarnos tantos periodistas en unas pistas de esquí. Hace poco ocurrió, y me llevé la cámara, claro, porque había que registrarlo. Pongo aquí abajo el video que me ha costado más de tres horas de montaje. Aún no sé poner varias músicas, y menos cortarlas y manipularlas, y además luego al verlo hubiera hecho algún retoque, como algún ralentizado y algún acelerado, pero hay varios momentos de video que me han costado tanto cuadrarlos con la música, que he preferido dejarlo como está. A los puristas, decirles que ya sé que está lleno de fallos, coñe, pero eso, que yo soy un plumilla de tres al cuarto, no un montador de culo prieto. Y son las cuatro de la madrugada, así es que, como diría Fernán-Gómez: "A la mierda, ¡no necesito su admiración!".