31 mayo 2009

Viaje largo, pero aprovechado



Puedo escribir desde Chipre y lo hago. Llegar aquí ha sido pesado pero lo hemos aprovechado. Salimos de Andorra a la hora de comer, en bus, y llegamos a Toulouse por la tarde, donde dormiríamos hasta las tres y media de la mañana para estar en el aeropuerto a las cuatro y volar a Amsterdam a las seis. Antes, sin embargo, visitamos Toulouse, ciudad que ya conocíamos tanto Tony, el fotógrafo, como Joanjo, el periodista del Bon Dia, y yo.



Como en Amsterdam tuvimos unas cinco horas antes de coger el otro avión hasta Larnaca, al sur de Chipre, dimos una vuelta por Amsterdam. Vimos bicis a montones, como no podía ser de otra manera, e hicimos fotos interesantes, algunas curiosas, y otras típicas. Pasamos por parte del barrio rojo, pero de día las chicas descansan, y sólo los escaparates te indican lo que pasa cuando se pone el sol, y paseamos entre los canales y sus puentes, y sus barcos. Y sus bicis.

29 mayo 2009

A Chipre

Esta semana no voy a estar por aquí porque me voy a Chipre. No me voy de vacaciones, ni mucho menos. Allí se disputan los Juegos Olímpicos de los Pequeños Países de Europa. Islandia, Luxemburgo, San Marino, Mónaco, Liechtenstein, Malta, Chipre y, por supuesto, Andorra. Va a ser más duro que la Siete Picos, la Quebrantahuesos, la Superespadán o cualquier marcha de estas locas. De nueve de la mañana a doce de la noche dándole a la tecla, al volante, a la carrerita, a los datos, a las entrevistas y a los reportajes... pero es mi trabajo, y me encanta. Eso sí, intentaré entrar por aquí a poner algo, algo chipriota, claro.

Para relajarme, y relajar a la 'gentola' que entra aquí a ver qué hace el 'pirao' de Rafa Mora, os dejo unos videos que hice el otro día en la caseta. Así, de tranqui, en una mañana en que redescubrí aquel terreno ontinyentí que tanto quiero, paseando por su tierra blanda, por su grava, por entre olivos en los que con mi primo Jorge hacía cabañas, por el pozo, por los nuevos rincones que voy conociendo cada día que voy.

Si necesitáis algo, estaré en Nicosia, Larnaca, Limassol o quién sabe dónde, y por supuesto no os cogeré el móvil, jajaja. He deshabilitado la opción de control de comentarios, con lo cual si escribís algo, saldrá al momento. Vía libre, para que los que me critican por censura no tengan excusa.



27 mayo 2009

Los Siete Picos, por Raúl López



Hoy le voy a dar voz a Raúl López, el mulo sevillano que se vino a hacer la Siete Picos. Es del equipo de triatlón de la Universitat de València. Esta es su crónica y sus fotos.



"Ya sé que, más o menos, y siete años después de una salida así, creo que puedo con una marcha cercana a los 200 km, aunque acabe 'cascaete'.

Salimos a las ocho y algo del sábado Rafa, Andy (un amigo de 'La Naranja Mecánica') y yo dispuestos a terminarla. Yo por lo menos. Pero como salimos separados en la salida, un poco más y ni coincidimos.




En la primera subida (Pico Negrete, 5 km al 4.6-6.4%), nos encontramos por fin tras los primeros 25 km. Por fin, conocí a Rafa (un placer, la verdad y buen compañero de fatigas). Tras ese primer envite, tras un terreno favorable, llegamos al pantano de Benagéber (¡impresionantes vistas!) y el primer avituallamiento sólido, empezamos el segundo puerto (Mataparda, 6 km al 4.6-7.6%). Con vistas a ese pantano y muy chula la subida. Andy se quedó un poco y creíamos que nos cogería en el descenso hasta Tuéjar, pero ese terreno no era del todo bajada y decidimos que a partir del duro y tercer puerto, el del Remedio (9 km al 5.1-10.9%), cada uno como pudiese hasta la meta. Empezamos a subir y en los 2 km del 9.9 y 10.9 % me dejé todo el arroz y pasta de la cena del viernes y desayuno del sábado... ¡qué duros se me hicieron! Rafa dice que no se me ocurra ir a la Quebrantahuesos con el 39x21, que me rompe la bici. Espero tener ya burra nueva, a poder ser más ligerita y con otros desarrollos... Nos volvimos a avituallar al terminarlo, bajamos un poco y... terreno rompepiernas durante 28 km (cuarto puerto: Peñas de Dios).







Ahí fue donde me fundí. Rafa tirando como los holandeses en la Paris-Roubaix, cazando y descolgando a gente en un tramo de arena, piedras, baches, agujeros... Hasta que le dije "tira p´alante que no puedo seguirte". Se fue solo y empezó otro calvario. Llego a la subida final de ese puerto y no puedo bajar al plato pequeño. Me tuve que bajar y poner la cadena con la mano. Al coronarlo, y comer y beber de nuevo 'a saco', voy a poner el plato grande para la bajada y oigo en la maneta 'clanck'. Hala! cable roto y los 70 km que faltaban con el plato 'chico'. Ya desde el principio me iba fallando y tuve que hacer varios repechos con el 53, con el consiguiente gasto innecesario de fuerzas...







A partir de entonces, me pasaban a 50 km/h en las bajadas e intentaba meterme detrás de los grandes o de algún grupillo para no perder mucho. En los tres últimos puertos, ya iba a ritmo. Tenía que acabar como fuera y los mas cercano posible a las 7 horas (diploma de oro). Tras subir Chulilla (quinto puerto de 5 km al 3.6-7.6%) cogí a Rafa en el avituallamiento. Me dijo: ¡mulo!, un piropo, ¿no Rafa?, jeje, y después en Chera me alcanzó (sexto con 11 km, entre un 1.5-6.2%, interminables). Pero ahí ya ni Aquarius, ni bebida energética, ni plátanos, ni nada. Pedaleaba con el automático y en las bajadas me las veía para mantenerme en el grupillo, del que, cómo no, tiraba Rafa.







El último puerto, ¡por fin! Requena, séptimo y 5 km al 2.9-4.9%. Rafa y yo empezamos descolgando al resto del grupo, pero tras el primer km mis patas dijeron basta. Rafa se fue y yo lo subí por mis c... Me pasaron ocho o diez, y al final llegué solo a meta, ¡con el último km en Requena con adoquines!



No tenía ni hambre, pero me comí el plato de pasta con una sonrisa por volver a sentirme ciclista (y/o cicloturista). Muy buena la experiencia, ¡aunque el año que viene iré a mejorarla!

25 mayo 2009

Cielo e infierno en la Siete Picos de Requena



¡Hola a todos! Sería un imbécil y un falso estúpido si negara que me encuentro de lujo. De lujo, de lujo. La verdad es que la marcha fue durísima, por momentos muy comparable sino incluso más que la QH , porque son siete subidas que si bien no son muy duras, salvo el Remedio, son siete y pesan mucho. Yo lo pasé realmente mal en el antepenúltimo puerto (Pico Chulilla) y en el penúltimo (Pico de Chera), pero en el último (Pico de Requena) me vi como un cohete. No sé explicarlo, la verdad.



Diré que el inicio fue ideal, porque ni Andy ni yo nos quisimos cebar para ir fuerte y fuimos hablando a la marcha y sin agobiarnos. Pese a eso íbamos pasando grupetes, y era perfecto. Luego pinchó Andy, y aquí perdimos poco tiempo pero el suficiente como para que nos pasara hasta el coche escoba. El pinchazo y el parón nos puso las pilas, porque teníamos que remontar, así es que casi sin querer fuimos a partir de aquí con un puntito más. Cogimos a Raúl, uno de triatlón de la Universitat, sevillano él y con un 21 ¡ojo!, que se vino con nosotros.





En el primer puerto, el de Negrete, fuimos los tres juntos, con Andy haciendo la goma pero a su ritmo, cogiéndonos y descolgándose, regulándose muy bien. Luego bajamos juntos y en la segunda subida, la de Mataparda, una vez pasado el embalse de Benajéber -espectacular, magnífico, precioso, lleno hasta los topes de agua, qué vistas, qué precioso con la vieja fábrica- Andy empezó a ceder terreno. Pensé que coronaríamos y luego nos cogería en la bajada, pero no fue así, porque en el falso llano que hay antes de coronar ya no lo veíamos. Raúl y yo hicimos marcha para adelante esperando que enganchara, sin forzar, pero al final llegamos a Chelva y supimos que si no nos había cogido, ya no lo haría. La subida del Remedio fue muy buena, con sus momentos de sufrimiento en las rampas duras del 10%, y con Raúl y su 21 de piñón retorciéndose a unos 50 metros por delante de mí. Al final lo cogí porque iba agarrotado (¡normal!), y bajamos hasta el avituallamiento juntos. Comimos y bebimos rápido y continuamos bajando.

Si hasta ese momento las carreteras habían estado más o menos bien (la subida al primer puerto fatal, eso sí), sobre todo en los descensos, en el del Remedio fue horrible. Aquello era peor que Almedíjar pero con grava, arena, piedras, agujeros. Una clásica belga, por lo menos. En este terreno y después de comer, con un sube y baja entre un desierto de arbustos, empecé a notar que iba a otro ritmo. Íbamos Raúl, otro chico y yo, Raúl y yo tirando. Fuimos cogiendo grupetes, hasta que me noté cargado y nos quedamos con uno de ellos de unos 10 ciclistas. Entonces recuperé un poco, y como me estaba molestando comerme todos los baches por sorpresa, me puse delante y encabezando el grupo sin darme cuenta los dejé a unos 20 metros. Ni Raúl hizo nada para seguirme, aunque luego me dijo que en ese momento no encontró el punto bueno. Entonces pensé que me cogerían pero no vi intenciones, y como delante tenía otro ciclista me puse a apretar. Reconozco que en este terreno rompepiernas previo y ya en las Peñas de Dios, el cuarto puerto del día, pensé que me la estaba jugando, que estaba apretando demasiado para lo que quedaba (cuatro puertos y unos 60 km), pero también pensé en tener confianza porque creo que estoy bien. Además, es una prueba que quería hacer de cara a la QH, para saber cuándo puedo dar más ritmo.



Empecé a coger grupos, y nadie me seguía. Varios ciclistas me dijeron que me estaba pasando, que me iba a quemar, pero yo iba con el plato y gozando como nunca lo he hecho, curveando, dando cadencia en los repechos y bajando al ritmo. Brutales mis sensaciones con mucho pedaleo alternando la 'paella' con el plato pequeño y piñones pequeños para no quemar el músculo. Me encantó, de verdad. Sin darme cuenta coroné las Peñas, comí algo allí y cargué líquido y para abajo.



Raúl y yo ya habíamos comentado que el punto perfecto para recuperar debía ser el descenso de Peñas de Dios, que en el recorrido parecía largo. Me zampé otro plátano y luego el medio bocadillo de Nocilla que llevaba (mano de santo esto). Cuando acabó el descenso serio, el terreno fue siempre cuesta abajo pero en falso llano, con lo que había que pedalear. Me puse a ello y empecé a pasar grupos hasta que me giré y vi que llevaba a rueda unos veinte tíos. Aquí hubo polémica, aunque yo no abrí la boca en ningún momento. Simplemente después de diez minutos tirando a plato yo sólo decidí abrirme a un lado para que me relevaran. Nada. Al final pasó uno, pero nadie le siguió y fui yo detrás, con todos a rueda. Luego él se quitó y me tocó otra vez darle a mí el relevo, hasta que vi que ya nadie más iba a ayudarme y me aparté del todo, me puse al medio y el que me había relevado empezó a reñir a los demás: “El chaval no lo va a dar todo, tenemos que dar cada uno algo”, les gritó. Pero nadie decía nada. Cansado del parón y viendo que no tenía otra opción que darle al tema, metí plato, bajé dos piñones de golpe y me fui sin atacar, dando ritmo. Otra vez me quedé solo, y volví a gozar como un cochino.



Justo antes del inicio de la subida al primero de los últimos tres puertos consecutivos, el de Chulilla, me comí unas pasas y unos pistachos pelados, reduciendo el ritmo dejándome caer. Tanto gozaba del ambiente que cuando empezó la primera rampa, de golpe tras cruzar un puente, el grupete de los vagos me cogió. “Ahora empieza lo bueno”, me dijo uno de los ramplones de antes, y la verdad es que me picó, me puse a mi bola y de nuevo me fui. Coroné sufriendo porque hacía muchísimo calor, pedí agua por encima del cuerpo que un aficionado me tiró, y se lo agradezco, y comencé el descenso. El puerto de Chera, el sexto del día, llegó enseguida, y aquí empecé a verme justo. Paré en una fuente para refrescarme –“no potable”, ponía, ¡ja!- y arranqué más fresco. Entonces en una revuelta vi por detrás el amarillo fosforescente del maillot de Raúl. ¡Me iba a coger! Efectivamente, me enganchó justo en el avituallamiento líquido de antes de coronar, donde de nuevo paré, y él hizo una breve parada y siguió hacia delante.



Pensé que me volvía a pasar lo de siempre, que en un avituallamiento paro y me pasan, como en la QH con Óscar el primer año, y el segundo con Diego y Carlos. Pero el 21 de piñón de Raúl le iba a pasar factura. Lo cogí antes de coronar, creo recordar –puede que fuera bajando-, y en el último puerto, el de Requena, lo vi aflojar. Se quedó y yo fui para adelante. Coroné con muchísimo calor pero con muy buenas sensaciones, bastante bien de piernas pero muy cansado por todo el cuerpo. Luego el descenso me tiré como un loco porque no era con mucha pendiente, sino que había que remar, y llegué con dos más a Requena haciendo relevos cortos. Raúl llegó muy poco después, y Andy creo que una hora y veinte minutos después. Andy me dijo que lo pasó muy mal, pero no sé más. Hice 7 horas y 8 minutos en los, creo, 186 km. Quedé el 330 de 1.000, aunque no acabaron todos, y el 131 de mi categoria de 26 a 35 años. Un poco de rabia tengo, porque con siete horas clavadas era Oro. Pero, qué os voy a contar, para la QH estoy listo.

22 mayo 2009

Siete Picos de Requena: El primer serrucho del año



Es falso decir que será el primer serrucho del año, porque haberlos ya ha habido varios, pero este es el primero oficial. Ha sido casi una sorpresa para mí poder apuntarme, porque he podido sortear trabajo y dificultades. Sin embargo, este sábado 23 estaré en Requena, si no llueve en exceso (pinta mal), y porque he pagado. El madrugón será de escándalo, 5:30, y espero no tener que hacer la llamada del pirata.

Requena y su marcha de los Siete Picos és el test más serio de cara a la Quebrantahuesos (el otro serrucho), del 20 de junio. En Requena nos esperan eso, siete picos, y 180 km, 85 subiendo y 95 en llano y bajando. Como siempre, alea jacta est.

19 mayo 2009

Pedro II El Sabio


Pedro II El Sabio, después de la París-Roubaix de 2007.

Para que haya un Pedro II, El Sabio, tiene que haber un Pedro I, en este caso, El Grande. El primer Pedro, no sorprende a nadie, es Pedro Delgado, Perico, El Loco de los Pirineos, el mito. El segundo es Pedro Horrillo. Los dos son ciclistas, claro.

Pedro I era un líder, un ganador. Pedro II era un trabajador, un luchador con poco éxito en la línea de meta, pero con mucho en el día a día. No en vano, sus compañeros lo adoraban y, allá donde fueran, lo exigían a su lado. Así lo hizo Óscar Freire, tricampeón del Mundo de ciclismo en carretera (Óscar El Despitado), que lo quiso siempre en su equipo, por su amistad y conversación.



Hace unos días que Pedro II El Sabio, estudiante de Filosofía y articulista, se cayó por un precipicio de 80 metros en el transcurso de una de las etapas del Giro de Italia. No se ha matado, pero casi: coma inducido, rotura de 18 centímetros en el fémur, una rodilla hecha papilla, traumatismos varios, dos neumotórax... una piltrafa, pero vivo. Ya ha salido del coma, pero no volverá a correr en su vida.





La búsqueda de Horrillo fue difícil, y su rescate una carrera contra la muerte.

Lo que sí hará será escribir, porque Pedro II tenía su columna de opinión diaria durante las tres grandes vueltas por etapas (Giro, Tour y Vuelta), que escribía desde su sillón o desde su sillín, dependiendo de si estaba o no en carrera con su equipo, el Rabobank.

Aquí os dejo uno de sus textos, uno que para mí dice muchas cosas sobre periodismo deportivo, sobre injusticia, sobre sacrificios, sobre la tristeza del grandísimo deporte que es el ciclismo y su ninguneo respecto a esos que dan patadas a un balón.
El texto se titula La Avispa, publicado el 11 de septiembre de 2002 en El País:

"Hoy me ha picado una avispa. Hombre, ya sé que no parece algo muy relevante, pero aunque no lo sea, qué más da; el caso es que me ha picado. No sé, quizá sea envidia; envidia malsana, como la picadura, porque me da a mí que eso de la envidia sana no existe. Envidia de la relevancia de ciertos acontecimientos de otros deportes.

Sí, claro, me refiero a esas noticias trascendentes que surgen un día sí y otro también en el mundo de los profesionales del deporte ese en el que 11 con una camiseta y 11 con otra camiseta corren detrás de un balón pataleado.



Sí, creo que lo conocen, así que ya saben dónde voy: que si Ronaldo tiene gases, que si ha cenado una ensalada y ha dejado el entrecot a medio terminar, (¿qué le estará pasando?), que si se ha entrenado dos horas con sus compañeros y en uno de los estiramientos ha puesto mala cara, que si al terminar ha salido del aparcamiento del club con los cristales tintados del deportivo bajados a discreción y no ha querido hacer declaraciones; uy, uy, uy, qué mal rollo.

Bueno, y estando en ésas, sucede que a uno de nosotros, en este caso yo mismo pero podría haber sido cualquiera, va, le pica una avispa, y ustedes continúan su vida como si nada hubiera sucedido. Pues no, ésto en la era de la comunicación no es de recibo, no es plan. Menos mal que tengo libertad para hablar, o mejor dicho escribir, en esta columna de lo que más me plazca, y gracias a ello tienen la oportunidad de enterarse de una noticia de tal calibre.

Ahora bien, ahorraré detalles del incidente para dar paso a la especulación. Quizá mañana se me acerquen los medios para saber más del asunto: ¿Te dolió? ¿Cómo fue? ¿Dónde? ¿Podríamos fotografiar el orificio? ¿Conseguiste sacar el aguijón? ¿Llegaste a pensar en el abandono? Y demás incógnitas por desvelar. Pero no sé, me estoy planteando seriamente no contestar a ninguna y hacer mis revelaciones en un libro dentro de unos años. Quizá sea más rentable."



El Sabio también ganaba; en la imagen, una etapa de la Volta a Catalunya.

18 mayo 2009

La llamada del pirata



En la jerga del deportista del montón que somos todos (es nuestro nivel, para qué engañarnos), hay una frase para cada cosa. Está aquella del "yo no entreno", o la de "hoy no ataco", o la de "no me encuentro bien", incluso aquellas de "tira tú que yo no puedo", o las de los más pesimistas, que si llueve el jueves deciden que el domingo no salen, e incluso algunos, yendo más allá, si ven un charco el viernes dicen que imposible, que el domingo mejor no mojarse. Pero la más mágica, la mítica, es la de "la llamada del pirata".



El pirata es aquel ladronzuelo de medio pelo que roba sin aviso, al abordaje, te pilla de imprevisto y te deja desnudo, tirado, y se queda tan campante. "La llamada del pirata" es aquella en la que, habiendo quedado para hacer deporte, principalmente por la mañana bien temprano, el bueno del esforzado se encuentra en la esquina de turno, esperando, pasando frío mirando a diestro y siniestro buscando a su compañero, y recibe una llamada, o un mensaje al móvil -los adelantos de hoy en día-, y escucha, o lee, la voz ronca del pirata -ya lo es, de facto- que le dice aquello de "no voy", "no puedo", "es que ayer me acosté tarde", "es que no he dormido bien", "es que va a llover", "es que...". Y cuelga.



El pirata, entonces, duerme, y el bueno del esforzado deportista se ve solo, desnudo a las siete de la mañana, con su bici entre las piernas, pensando que es el único ser en el mundo despierto en ese momento. Compuesto y sin novia. Idiota...

Pero es más, los hay que aseguran que el pirata, muchas veces, coge su móvil la noche de antes, teclea el mensaje con la excusa sucia de turno, se pone el despertador a las seis y media y, cuando se despierta pulsa el botón de "Enviar". Y sigue durmiendo. El muy pirata.

15 mayo 2009

Beldium triunfa en la Marató i Mitja


Sant Joan del Penyagolosa como objetivo.

El fin de semana pasado, José Vicente Belda, Beldium le llamo yo sin su permiso, un compañero de Superdeporte, cumplió uno de sus mayores retos. Llevaba tres años de intentos, y en este tercero lo logró. Ya corrió la maratón de Valencia en su momento, y ahora tenía que cerrar su deuda con la Marató i Mitja del Penyagolosa. 65 kilómetros desde Castellón hasta la ermita de Sant Joan del Penyagolosa, en Vistabella del Maestrat. Él me lo narró en una larga crónica que me dejó pegado al ordenador. Yo la edito aquí, resumida, detallada y espero que fresca. Un placer hacerme eco de los desafíos que mis conocidos se marcan y cumplen o no, pero al menos lo intentan. Le cedo la palabra a Beldium:

"Después del intento de 2004, en el que invertí 8 horas hasta el km 45 y del de 2008, en el que llegué al km 35 en 4h45 bajo una lluvia incesante, chafando barro, y vadeando arroyos y ramblas, 2009 era el año en el que la Marató-i-Mitja Castelló-Penyagolosa (en adelante, MiM) no se me iba a escapar.


El perfil matador

Junto a tres compañeros de fatigas salimos a las seis de la mañana desde Castalia. Nos esperaban 65 km, con 2.500 metros de desnivel positivo y 1.000 negativos. En la cantera y el campo de Golf de Borriol comienza a amanecer, y luego llegamos a la Bassa de les Oronetes (km 24) por un terreno en el que se puede correr bastante, aunque un mal apoyo me hace notar que algo no va bien en la rodilla izquierda. No es un pinchazo, pero es una sensación rara en los descensos, al apoyar, con lo que no puedo bajar a tumba abierta como me gusta. Vamos marcando buenos tiempos, aunque seguir un ritmo en una carrera de toboganes y por montaña es prácticamente imposible. De camino al tercer control, en mitad del recorrido (km 35), en Les Useres, no puedo disfrutar del descenso hacia la Rambla de la Viuda por culpa de la rodilla, aún así, voy abriendo el grupo, pero reteniendo más de la cuenta. La Rambla, al contrario que el año pasado, va completamente seca, y los cantos rodados hacen muy antipático atravesar su cauce. Alcanzamos Les Useres en 4horas, un tiempo impensable y que me hace pensar si no acabaremos pagándolo luego.

Nos detenemos, comemos, recuperamos, y en mi caso me cambio de calcetines y vuelvo a aplicarme generosamente vaselina en los dedos de los pies, como en la salida. En este caso, opté acertadamente por usarla, tras prescindir de ella en mi estreno maratoniano.


Beldium, el dorsal 132.

Reanudamos la marcha por el 'camí dels pelegrins', patrimonio cultural al que esta carrera hace también un digno homenaje. El incendio de hace tres años convierte el primer gran desnivel en una dificultad mayor si se le une el sol que a las diez de la mañana ya hacía acto de presencia. Aunque por fortuna, pronto unas nubes altas lo ocultaron para hacer más llevadera el resto de la carrera. Tras el ascenso, intentamos correr por un falso llano, pero me dan calambres los gemelos, así que andamos hasta que se me pasa, y en el descenso hacia Sant Miquel de les Torrecelles (km 45), cuarto control, soy yo el que marca el ritmo, bastante conservador, eso sí, mientras se me pasa por la cabeza si no tendré que abandonar. Pero no. Esta vez, no. Aunque sea como un peregrino, acabo la carrera. Andando, que no descalzo.


Xodos, espectacular en la montaña.

Llegada a Sant Miquel entre el gentío. ¡6 horas! ¡Tenemos 9 de margen! El ermitorio está lleno de gente, acompañantes, corredores, voluntarios. Quedan solo 20 kms, pero nos esperan la Lloma Bernat y el Marinet. Superado el escollo, suave descenso hacia las afueras de Xodos, siempre con el pueblo a la vista a lo lejos, al igual que la figura majestuosa del Penyagolosa, ahora ya a tiro de piedra. La Lloma Bernat nos ha dejado a todos tocados, y no apetece ni correr por las pistas. La subida a Xodos se atraganta a más de uno, pero yo solo pienso en llegar, despacio aunque sea. La Lloma Bernat, pese a su dureza, calmó mis gemelos gracias al ascenso continuado, y la rodilla parecía ir a mejor. Un pequeño alivio, dentro de la fatiga que llevábamos encima.

Ya no queda nada, menos de 10 kilómetros, eso sí, hay que subir al Pla de la Creu y luego a la Banyadera, hasta alcanzar el techo de la prueba, 1.500 metros de altitud. La primera subida la hacemos al ralentí. No alcanzas a ver más que 15 metros, y cuando llegas, hay más que subir, y más, y más... Quedan tres kilómetros, todos cuesta abajo y por senda, y hay posibilidad de bajar de las 10 horas. Vamos a la carrera, a ver cómo responden las piernas, e inexplicablemente, lo hacen bien, hasta la rodilla no se resiente. Vamos luchando contra el crono tratando de oir entre la espesura de la arboleda la megafonía de la meta o el gentío en Sant Joan de Penyagolosa. Empezamos a ver gente animando. Se huele, se siente, ahí está la meta. Un último giro a la izquierda, y 50 metros para entrar en un tiempo de 10h00:45, veintiún segundos menos en mi reloj (el 601 de una clasificación de 1201 valientes que acabaron y otros 150 valientes que abandonaron).


La meta, la sonrisa, el placer, el objetivo.

Y como en el primer maratón, un cúmulo de sensaciones indescriptibles, algunas de las cuáles ya aparecieron kilómetros atrás. Dedicatorias a mi padre, que estaría orgulloso de su hijo, como cualquier padre, qué narices, pero a quien me hubiera gustado abrazar en ese momento. A mi mujer, por dejarme disfrutar del día más largo en la montaña, y por despertarse en ella ese gusanillo por las carreras, de momento sobre asfalto. Y también a mi madre. Saboreamos el momento mientras nos quitan el chip y se deshacen en atenciones hacia nosotros, con un caldo caliente reparador que deja por los suelos a cualquier isotónica".



Sant Joan del Penyagolosa

14 mayo 2009

Pitada monumental



Jaleo. A mí el Borbón ni me va ni me viene. Simplemente creo que es un pintamonas que nos chupa el dinero (y no poco) y se dedica a hacer de diplomático permitiendo que muchos empresarios y sectores se beneficien de otros mercados más allá de la frontera española. Por lo demás, nos salvó de la continuidad de una dictadura y luego del intento de otra, y esto, todo sea dicho, no es moco de pavo. Gracias. Esto no lleva a que piense que, hoy en día, posiblemente es más un gasto que otra cosa, él y su familia. Démosle un piso de protección oficial, un sueldo de 2.000 euros (para que no se queje) y cerveza gratis, y aún nos sale bien la broma.

Pero mezclado con el fútbol... el Borbón tuvo que aguantar en la final de Copa lo que a mí me pareció muy gracioso. Es una opinión, o más bien una sensación. El caso es que me hace gracia que la prensa llamemos nacional se indigne porque las aficiones vasca y catalana pitaran el himno. ¿Y? ¿Qué esperaban? ¿Que lo corearan como si fuera el Bernabéu? Hay que saber en qué país vivimos, y vivimos en un país en el que hay unas cuantas nacionalidades, o sentimientos de nacionalidades, o lo que le queráis llamar, que no sienten el ser español, y que se ríen de toda la parafernalia que se vende desde Madrid, porque la ven pasada de rosca, fuera de lugar, y que además les daña su identidad.

El periodista llamemos nacional que escribe que es indignante eso, no tiene ni la menor idea de lo que siente un catalán al que desprecian en el resto de España, ni lo que piensa un vasco que no entiende nada de lo que pasa porque él no lleva la misma sangre que uno de Jaén.



TVE no puso el himno para que no se oyera la monumental pitada que no lo dejó ni oir, luego lo insertó en el descanso alegando "un error humano" al principio, y con la vieja y cutre técnica de cojo el audio por aquí, lo subo por allá, y lo mezclo con este plano, todo pareció diferente, aderezado con un plano corto, y muy duradero, de un aficionado vasco con la mano en el pecho en plan patriota. Uno. Patético, porque el resto de radios, la televisión catalana y la vasca, que también lo daban en directo, todos, tuvieron la oportunidad de escuchar una opinión, posiblemente no total pero también posiblemente digna de tener en cuenta, de que el himno, la rojigualda y compañía no son bien vistos. Se han zumbado al jefe de deportes de TVE por eso... bueno, tal vez el hombre quiso ahorrar el disgusto a la gente de Córdoba de ver cómo vascos y catalanes se cagan en la pompa española, aunque, un tanto hipócritas por no decir mucho, luchen y ganen la Copa del Rey, la de España, es decir la antigua del Generalísimo de la que, de nuevo vascos y catalanes, son los más laureados.



Como prefinal, diré que un amigo mío me envió el siguiente mensaje desde Mestalla: "Ni una bandera española, silbidos al himno y baile. Germanor nacionalista. Histórico. Barbaritats!". Esto lo vivió el Borbón, seguro, aunque no reflexionará, porque el tipo tiene la vida solucionada.

Y como final, unas declaraciones de Iñaki Anasagasti, del PNV: "El Athletic ha recibido en su tiempo la Copa del Rey Alfonso XIII; la Copa del presidente de la República en tiempo de la República; la Copa del Generalísimo, donde ahí no podía pitar nadie; y ahora la Copa del Rey, es decir ahora se puede pitar y la gente pita". Y al que no le guste, 'dues pedres'.

Empieza la recolecta



Quien siembra vientos, recoge tempestades, y si no que se lo pregunten a 'Ansar'; y quien siembra buen fútbol, recoge títulos. Empieza la recolecta. Ayer la Copa, este fin de semana puede que la Liga, y en quince días el asalto a la Champions. Pues eso. La primera, al zurrón.

Nadie negará que el Barça hace un juego merecedor de éxito, como nadie negará que la afición del Athletic ha sido grandísima. Destacaremos a toda ella, pero sobre todo el momento en que señalan al energúmeno que tiró el bote lleno a Alves y así queda identificado, detenido y fuera del campo.


Fotos: J.M. López/F. Calabuig (Superdeporte)

08 mayo 2009

Las fotos del Encamp-Sabadell

Aquí van algunas fotos del viaje en bici entre Encamp y Sabadell de una entrada anterior. Ya estoy de vuelta en Andorra y las he descargado. Incluyo dos videos.


Uno de los innumerables peñascos que sobresalen en la ascensión al Coll de la Trava, aún cerca de la Seu d'Urgell.


La Seu d'Urgell, allá abajo. Al fondo, Andorra nevado.


Foto de vacile y para enseñarle a mi maaaaaama que estoy bien sano, ni muy delgado ni muy gordo.


Video panorama de silencio, pajarillos y bosques.


Descenso tranquilo hacia Tuixén.


De postal el pueblo. Creo que es Fórnols del Cadí.


Sorpresas en el camino... ¡cómo dejaron el asfalto! La más alta de todas era más alta que yo y me miraba, ¡menudo bicho!


Esta es la mejor foto de todas. Un saliente de la montaña, la carretera que sube hasta allí allá abajo, el Cadí al fondo... ¡Buaf!


Por úlimo, el Pantà de la Llosa del Cavall, justo después de Sant Llorenç de Moruny.