29 junio 2009

Gracias de escayola

Primero de todo quiero darle las gracias a todos los que me habéis animado con vuestros mensajes y correos. Se agradecen mucho. Decir también que la mala leche me duró un par de días, e incluso a veces me asalta aún, pero no pasa de ahí.

Decir también que evidentemente que volveré a la Quebrantahuesos, porque todos me conocéis y sabéis tanto como yo que lo haré, pero sigo pensando que no será el año que viene. Independientemente de la caída, cuando bajaba aquel día el penúltimo puerto pensé que me aburría pensar en el siguiente, muestra evidente de que mejor dejarlo un año. He pensado hacer la Treparriscos y luego ir al Portalet a animar a la tropa. Es una idea que es de varios. Ya veremos.

Por lo demás, el silencio de esta semana ha sido porque estaba en Marruecos de viaje, y el silencio o brevedad de las siguientes entradas es porque desde el día siguiente de la Quebrantahuesos que voy escayolado, y me cuesta escribir, aunque hoy estoy trabajando en el periódico con mano y un dedo. El pronóstico de fisura de escafoides de la mano derecha es para dos semanas. El lunes que viene veremos qué dice el traumatólogo.

El Trail de Andorra de este fin de semana -30 km a pie por las sendas y pistas de las montañas andorranas- queda para el año que viene. Pagado como está y todo.

20 junio 2009

El desastre, y adiós

Si juegas a la lotería, te puede tocar. O no. Si haces ciclismo, te puede tocar una montonera. O no. La lotería nunca me ha tocado pero también tiene su lógica, porque no juego, pero la montonera sí, porque sí me la juego con la bici. Y una montonera, todo sea dicho, no es un montón de barritas energéticas por la cara, sino un montón de bicicletas y ciclistas por el asfalto, y encima de todos, o debajo, o en el medio, tú. Es lo que nos pasó en el km 35 de la Quebrantahuesos. Afectados: Diego y yo. Diego con un fuerte golpe en la rodilla y la bici con una maneta tocada. Yo con un tajo de un centímetro entre el anular y el meñique, unos rasguños en los dedos y una contusión en la muñeca que, después de la jugada, duele. La bici, manillar para cambiar, manetas incluidas. Pero lo más doloroso, se crea o no, es ver que uno está en un buen momento, en tan buen momento como para bajar de las 7h 30min, y ver que todo eso se va al traste.

Esta Quebrantahuesos no la podré olvidar porque ha supuesto el debut, con éxito, de Luis, mi cuñado y su tropa de los Falcons, pero tampoco la olvidaré por ser mi fracaso. Mis casi nueve horas (8h 55min) delatan el problema, y no hay más que hablar si vienes a un reto como este dispuesto a todo, y justo al empezar el primero de los cuatro puertos ves que está todo perdido. Lo mejor, que la acabé.

Salimos a mil por hora juntos Zori (9h 15min en meta), Raúl (7h 09min), Enric (8h), Diego (7h 25min) y yo. Tan a mil por hora que había desgaste, pero todo rodaba a la perfección... hasta el km 35 (44min). Dos ciclistas de delante se tocan, el uno coge la inercia del otro, algo incontrolable, se oyen dos gritos, y no hay más que hablar: caen y todo el pelotón que llevan detrás ve el miedo porque sabe que no hay salvación. Los afectados, al final, una quincena, entre los cuales Diego y yo. Enric, Zori y Raúl, salvados por los pelos. Nada pude hacer salvo caer encima del que me precedía, levantarme, palparme, ver que todo estaba más o menos bien, y a seguir. La herida en la mano, sin embargo, era profunda, se veían hilillos por allí dentro y algunos de los Falcons, que pronto llegaron al sitio donde estábamos, me dieron un pañuelo de papel con el que paré la hemorragia, no excesiva pero, con el forato al aire, escandalosa para mí. Así duré unos diez kilómetros hasta Canfranc, donde paré a un coche de la Cruz Roja, llamaron a la ambulancia del médico y me atendieron. Al final, dos puntos de sutura y una hora perdida. La Quebrantahuesos y su exigencia, convertidas desde ese momento en un paseo en bici.

Seguí porque el médico me dejó, y que quede claro que le dije que si él me decía que parara, yo me iba a casa sin rechistar. Subí lo que quedaba de puerto paseando, lo bajé cagado de miedo por la niebla y el frío y el asfalto mojado, y me dejé caer hasta el inicio del Marie Blanque, donde empecé a recuperar posiciones después de ir en el goteo de cola. Subí cómodo pero con dolor de espalda: pasé a algunos Falcons, a Gonzalo y, al coronar, encontré a Luis y Andy. Me fui con ellos, no sin antes soltarle alguna lágrima de impotencia a Luis, que me abrazó y del que sentí su apoyo. "No pasa nada", dijo. "Y tanto", contesté. En el deporte, ya se sabe, no todo es cara. También hay cruces. Pero era mi año.

Hicimos el avituallamiento del Marie Blanque como señores, no sé ni cuánto tiempo, donde fueron apareciendo 'Falcones', y luego fuimos hacia el Portalet, sin forzar ni un ápice en el falso llano previo. En el Portalet duré cinco kilómetros con Andy y Luis, y al final me fui para arriba. Subí el ritmo porque quería probarme, lo subí y lo subí bastante, y empecé a tener unas sensaciones brutales. Muchos de los que adelantaba me decían que me iba a desfondar, pero cada uno conoce su cuerpo, y yo iba suelto, suelto. Coroné el puerto, lo bajé, y completé el trayecto hasta el final con ganas y fuerzas. Rodando hacía Sabiñánigo iba tirando de un pelotón de remolones -otra vez, ¿pero qué pasa?-, a 40, 50, 60 por hora, dependiendo del repecho para arriba o para abajo, y peté, lo reconozco, a cinco kilómetros de la meta. Me puse a 30, me pasaron todos y me quedé solo y vacío. Pero repito: peté a cinco de meta, no me jugaba nada, y por tanto me daba igual. Sabía que era posible.

Entré en meta y descansé, lleno de rabia por la caída y por la oportunidad perdida que, al menos el año que viene, no se repetirá. No volveré en bici a esta cita. Lo prometo. No estoy para jugarme la vida y, como quiero ser padre, toca pensar en cosas más importantes que jugarme el tipo. Sí, le he cogido miedo... la cara de Diego gritando "Rafa, Rafa" desde el suelo, con nerviosismo de ambos al segundo después de la montonera, no quiero volverla a ver más. Ya me perseguirá muchos años.

18 junio 2009

No estamos locos, nos vamos a la Quebrantahuesos



La hora de la verdad. Ya no vale entrenar: está todo el pescado vendido. Entre los 8.000 pececillos que cubrirán desde Sabiñánigo la próxima Quebrantahuesos -205 km, cuatro puertos: Somport, Marie Blanque, Portalet y Hoz de Jaca-, este sábado 20 de junio, habrá unos cuantos conocidos. Tengo fotos de casi todos, aunque algunas de mala calidad porque están bajadas de internet de la edición del año pasado.

En realidad, sirva también este texto de previa para la ‘Quebranta’ como un homenaje para todos los que la hacemos, porque además de ser una fiesta es un reto, y pocas veces en nuestra vida pondremos nuestro cuerpo tan al límite, pero con la conciencia de que lo hacemos estando preparados, y no a riesgo de nada.

Sirva además para demostrarle a todos aquellos que en el día a día me han dicho, o me dicen, o me dirán que es una locura, que si la hacemos tantas personas puede que no deje de ser una locura, pero sí es verdad que es factible, que es un disfrute y que es una satisfacción y una emoción poder acabarla. A mí personalmente se me juntan muchas sensaciones: cooperación, sacrificio, amistad, emoción, competitividad, rabia, serenidad, humildad, pasión…

No somos ni uno ni dos ni tres. Somos miles, centenares de miles, millones de personas que en todo el mundo saben que ir sobre una bicicleta donde ella y tu cuerpo diga, es una de las mejores experiencias del mundo. Aquí, uno a uno:

Diego:


Un chico que pese a tener dos accidentes este año sigue con la mentalidad y las fuerzas intactas y no falla a la cita con la QH. Sabe que es bueno y que tiene piernas para hacer un buen tiempo, pero sabe también, por experiencia, que al hombre del mazo hay que mantenerlo alejado. Es un crack, un chico con apariencia de rodador pero un luchador de la montaña, un tipo que me pone contra las cuerdas cada vez que la carretera se empina, pero con el que guardo una buena amistad como prueba de la grandeza de este deporte. Si llegamos juntos a los últimos puertos, saltarán las chispas. No hay tregua, y él lo sabe.

Carlos:



El año pasado, en el Portalet, sufrió uno de los mayores infiernos que recuerda sobre una bici. Acabó destrozado pero no derrotado, porque le ganó a la QH llegando al final. Este año ha hecho muchos kilómetros y de calidad, y entre sus gestas del 2009 cuenta su viaje desde Valencia a Madrid, con parada en Albacete. Un chico al que veo sólo para la QH y, otros años, algún día más de bici, pero con el que tengo la confianza suficiente como para tenerlo en cuenta para cualquier cosa. Como si fuera un amigo de toda la vida.

Víctor:


Este hombre es una caja de sorpresas. El año pasado vino a la QH pero no la corrió porque no se sintió capaz. Escuchó a su cuerpo y decidió ver los toros desde la barrera. Su presencia en el Portalet junto a mi hermana María y mi mujer Pepa nos ayudó a todos a recobrar ánimos, líquidos y fuerzas para acabar el infierno en que se convirtió la pasada edición. Es una pieza fundamental para el buen ambiente por su especial sentido del humor.

Pedro:
Pero si hablamos de sentido del humor hay que hablar de Pedro, del que por cierto, siento no tener foto. Este hombre no acudió a la cita del 2008 pero sí a la del 2007, en la cual nos sedujo con su sonrisa eterna y sus chispazos. Recuerdo que lo adelanté en el primer puerto, y mientras lo pasaba un grupo de ciclistas lo envolvía mientras, subiendo y riñoneando, contaba chascarrillos, risotada va risotada viene. De lo mejor, su estallido con aquel “¡menudo chorizo!” al ver las primeras rampas del Marie Blanque, y cuando, ya en una terraza de un bar, por la noche, contaba que su madre le había llamado y le había preguntado si había ganado. Se le saltaban las lágrimas.

Andy:




Andy es padre, y vaya esto por delante para explicar su sacrificio y el de su familia. Ha encontrado tiempo para entrenar y ponerse a tono. Este inglés tan metódico tiene muy claro cuál es su tiempo en la QH, su ritmo y su papel. Este hombre que hace unos años era inalcanzable para algunos, hoy sabe que su sitio es poner su ritmo y para arriba, sin prisa pero sin pausa. Para mí es un placer poder compartir con él estos momentos porque me ha enseñado mucho, y cada vez que lo conozco más, más me gusta su forma de ver la vida.


Luis:


Luis es especial, no lo voy a negar. Su presencia en esta QH, para mí, lo condiciona todo. Llevaba años deseando venir pero nunca encontraba la manera de sacar tiempo para entrenar. Este año, pese a los agobios, estará en la salida. Es especial porque con él es con quien más kilómetros he hecho en mi vida, desde que con 16 años se vino conmigo a la Peña Ciclista Alboraia. Para mí el mejor momento de la QH será verle atravesar la meta. Sé que lo hará, y sé que lo hará destrozado, pero también sé que después de ducharse sentirá un placer enorme, y querrá repetir. Un gusto de chico, el mejor compañero de fatigas que haya podido tener nunca.

Benja:


Lo conocí en la QH del año pasado. Amigo de Alberto, de Oliva, el cual por desgracia no podrá estar con nosotros este año porque unas oposiciones son su QH particular. Benja es un diésel que después del debut del 2008 ya conoce su sitio. Pausado, concienciado y discreto, se provó en Requena, me cuentan que con buenas sensaciones.

Carlos:


Mi cuñado. Este hombre se anima solo. Ha preparado a conciencia la QH, y tiene entre ceja y ceja acabarla. Le da igual el tiempo, y hace bien. Sabe que si son diez horas son buenas, y que si son menos, mejor. Es su debut, como lo es de la peña dels Falcons, de los cuales adjunto una foto de grupo en la pasada Siete Picos de Requena, además de mis ‘otros dos cuñados’, Toni y Javi. Todos se estrenan en una marcha que el año pasado les cautivó mientras hacían la Treparriscos, la hermana pequeña de la QH. Tienen el dolor de estómago del debutante, el miedo y la incertidumbre, pero sobre todo las ganas.

Los Falcons:



Gonzalo, Rafa y Pepe:



Gonzalo Naya (de rojo) es uno de los primeros periodistas que conocí. Cuando yo era becario en Superdeporte él hacía el fútbol regional, pero poco después se fue a Ràdio 9, donde permanece hoy en día. Nos hemos hecho amigos ciclistas con el tiempo, y también le entró el gusanillo hace un par de años para atreverse con la QH en esta edición. Hará seguro alguna crónica para la radio, y seguro que entre sus palabras habrá “satisfacció” y “duresa”. Un placer ver que, como muchos, no le tiene miedo. Viene con su hermano Rafa (casco azul en el manillar) y Pepe (a la derecha), un amigo.


Zori:


Uno de los triatletas. Este brutales debuta pero seguro que no se le nota. El año pasado corrió la Marmotte, que es la versión francesa de la QH, pero en duro. Ahí queda eso. Su estado de forma es una incógnita, así es que veremos cómo le va. Lo que es seguro es que dirá que está ‘chupao’, para dejar claro que es de Getxo. Lo quiero como a un hermano, al muy animal, y espero que ponga en práctica el manual de la conciencia, que vaya de menos a más y que acabe diciendo “¿ya?”.

Raúl:


Otro de los triatletas. El sevillano. Sólo lo conozco de la marcha de los Siete Picos. Allí rodé con él y flipé con él. Hizo la marcha de Requena con una bici de acero de las que no quedan, y ahora en la QH estrenará una Scott que da gusto verla. Volará este chico, seguro, porque ha sido ciclista y porque usó la Siete Picos para ver su estado de forma: para cerciorarse de que es capaz de bajar de las 7:30. Es mi apuesta personal.

Enric:


La gran promesa. Enric vale lo suyo. También triatleta. Tiene, creo, 22 años, y en casi todos los triatlones que ha participado ha entrado en el podio sub’23, cosa que no está al alcance de muchos. Es de Quatretonda, la Vall d’Albaida, y por eso ya tiene mi cariño. Fue uno de mis compañeros de clase durante mis tres primeros años en la Facultad de Educación Física de València y, va como una moto. Sólo espero y deseo que sea consciente del grado de juventud, que sepa comer y administrarse, y que dé candela porque tiene nivel para ello. Sólo dudo si podrá con el sevillano.

Amparo:


Ampa, también triatleta, no va a hacer la QH, sino la Treparriscos, pero tanto monta monta tanto. Es también del equipo de triatlón de la Universitat de València, pero el destino y sus oposiciones la han llevado a dar clase en Sabiñánigo, el centro del cicloturismo de este fin de semana. Será la anfitriona, y hará su primera Treparriscos. Seguro que, siga o no siendo aragonesa de residencia, repetirá. Cuánta alegría desprende esta mujer…

Rafa:



Yo soy aquel, el que suscribe. Al que le encanta hacer grande este ambiente, al que le encanta ver que la gente se anima, al que le encanta poder pasar un día como este. Aquel que va a ir a tope, con sentido común, pero a por todas, porque puede ser la última vez que la haga con el estado de forma y de madurez de los 30 años.










Las ausencias:


Este año nos van a faltar Alberto, Óscar, José el Segoviano y otros muchos, pero sobre todo, las ausencias más importantes son las de mi hermana María y mi mujer Pepa. Sin ellas el final del Portalet se hará muy duro. Nos las tendremos que imaginar mientras le damos al pedal y oímos los ánimos del público. Para mí, estarán.

15 junio 2009

Fotos de Chipre

Si dijera que me lo he pasado mal en Chipre, mentiría. Dejo fotos.


Con una cervezota, marca Keo.


Joanjo y Toni, dos grandes compañeros de viaje y horas de cierre.


Conduciendo por la izquierda se cometen errores, pero sólo es cuestión de ser educado.


En la parte turca, en la Mezquita de Santa Sofía, antigua catedral gótica.


Huecos donde había imágenes cristianas. Lógico.


Un paseo por las calles turcas de la ciudad de Nicosia.


El mercado turco... ¡más colores!


El Joanjo debe de estar contando alguna barbaridad, mientras en el tatami hacen llaves... ahí estamos, al quite.


Maquineando gracias a la megafonía del pabellón de voley. El cámara lo flipa, y el de debajo lo duerme.


Por el día se la ve en la montaña, y por la noche se ilumina esa gran bandera turcochipriota del norte que vacila a los grecochipriotas del sur.


Saliendo al estadio junto a Joanjo, en el centro, y Kyriakos, un voluntario de lo más amable, a la derecha.


Joanjo se hace el valiente ante la mirada de Kylie Minogue.


Joanjo me gira la cara ante la pasividad de Kylie Minogue.


Haciendo como que trabajo.

12 junio 2009

Óscar y el Segoviano, mis locomotoras



Estos días en que tengo más en la cabeza la Quebrantahuesos que otra cosa (se celebra el fin de semana que viene), me acuerdo de Óscar y el Segoviano, gracias a los cuales estoy convencido que di un pequeño salto de calidad después de un año de grandes batallas sobre la bici. No tengo a mano fotos del Segoviano con la bici porque no escribo esto desde casa, pero se le puede seguir por su blog http://jose-aventuraalemana.blogspot.com que tengo linkado al mío. Hoy él vive en Alemania con Anais, el sol alemán, y Óscar lo hace en Zúrich. Los tres estamos separados, pero seguimos en contacto por correo, por el skype, sabemos cómo estamos de forma los unos y los otros, y si puede ser, no dudamos en quedar como lo hicimos el verano pasado pasando por Alemania, y como lo hizo Óscar visitándonos en Andorra.



Cuando estuvimos en Alemania con Jose y Anais, salimos en bici, claro, y cuando vino Óscar hicimos lo propio. Os dejo un par de fotos. La de arriba, en el alto de Sant Andreu, después de más de 20 km subiendo, y la segunda el día después, con un frío infernal, cerca de Lles de Cerdanya, donde hubo muchos palos con tablas en el marcador.

08 junio 2009

De vuelta de Chipre



Ya hemos vuelto de Chipre. Ya estamos en casa, y hemos pasado rápidamente de los 35 grados a los 15, o menos, y de un sol de justicia y ninguna nube a unas nubes guesas y cargadas y un sol tímido. Desde aquí doy la bienvenida a Erato Kyprianou, voluntaria en los Juegos Olímpicos que, junto a Kyriakos, nos enseñó las instalaciones, nos ayudó en todo lo que le pedimos y nos hizo más llevadero todo el trabajo gracias a su amabilidad. Si lee esto, ¡un saludo!

Pongo dos fotos en las que salimos el fotógrafo Tony Lara, el redactor del Bon Dia, Joan Josep Blasco, el periodista de la tele de Andorra, Joan, el cámara Rufi y el productor Kiko, además de Erato. Una foto después del primer día de los Juegos y otra el último, en la cena de grupo que hicimos para despedirnos, y para que quede constancia del moreno de piel que hemos cogido todos.

04 junio 2009

Estoy destrozado



Esto está siendo muy duro. Es extremadamente motivante, pero estoy absolutamente muerto. Vamos de un sitio a otro, escribiendo en los bancos, en los centros de prensa, llamando por teléfono en los viajes de coche entre pabellón y pabellón, y con un nivel de hiperactividad mental que hace que parezca un disléxico porque la cabeza me va más rápido que la lengua, y ni 'me se' entiende.

Llevamos cuatro días a tope, acabando dos de ellos a las once de la noche pasadas, y los otros a las diez y media, después de todo el día dando tumbos. Ayer no fue así, porque por la mañana hicimos turismo y por la tarde estaba todo el percal. Ya lo sabíamos que sería así. Cubrir cuatro partidos, la competición de tiro, la de vela, el atletismo, la natación y controlar las previas del día siguiente, y que no se te mezclen nombres, horarios, deportes y entrenadores, es complicadísimo.

Nicosia, ciudad dividida


Foto del paso fronterizo desde la parte Sur de Nicosia.

Chipre es un territorio ocupado. Los turcos lo invadieron por el Norte, y ahora está dividido. Nicosia es su capital, y está partida por un muro como el de Berlín, y pocos turcochipriotas lo cruzan, y pocos grecochipriotas se atreven. Allí desaparecieron unos 1.600 ciudadanos del Sur, que son los helenos, y desde entonces se ven por Nicosia los todoterrenos de Naciones Unidas, y un ambiente muy diferente el de Norte y Sur.

Hoy hemos cruzado la frontera, sin decir que somos periodistas porque mejor así, nos han dado un visado para poder hacerlo como turistas y hemos dado un paseo. Nos hemos encontrado una catedral gótica sin torre, a la que le han añadido dos minaretes y por dentro pintado de blanco, quitado las imágenes cristianas y añadido un suelo de alfombra por el que hemos paseado descalzos cual musulmanes en templo sagrado. Su mezquita es lo más grande, y se ha hecho todo con respeto pero con sorpresa, aunque no una sorpresa mayor a la que tendrían ellos mismos, musulmanes, al pisar la mezquita de Córdoba y ver, en su interior, una iglesia católica prueba de la Reconquista. Aquí y allá los papeles cambian.