28 septiembre 2010

La vuelta al mundo de Raimón y Leda


Después de años de ahorro y apretarse el cinturón, Raimón y Leda decidieron dejarlo todo e irse a dar la vuelta al mundo con un año de margen, tal vez más. No cogieron un avión, ni un barco, ni un tren, sino que se montaron en un Land Rover y se dijeron que, poco a poco, el mundo se atraviesa, sacando de aquí y de allá para poder ir tirando.

Pusieron el rumbo hacia el Este, y llegaron lejos muy lejos, con calma mucha calma. Supimos de ellos que estaban en Teherán, pese a los problemas que tuvieron para conseguir los visados. Luego abandonaron Irán y siguieron hacia Pakistán, Nepal e India. En estos momentos tendrían que estar camino de Indonesia, según un último correo electrónico que enviaron hace unos días. Argentina será el siguiente estadio del viaje, si no me fallan los cálculos.


Hace unos meses, en Nepal completaron casi dos semanas de trekking alrededor del Annapurna. Raimón, entonces, escribió: "Es un paisaje increíble, aquí 4.000 metros es nada y no ves nieve hasta los 5.000 y pico. El sendero es una pasada para hacer, ponerlo en vuestra agenda, será el sitio más cómodo y barato para hacer un trekking ya que a pesar de la altura que pasas lo tienen montado de lujo, con alojamientos en casas de madera por un euro y buena comida, lo que lo hace muy agradable ya que no tienes que cargar con todo, aunque nosotros pensando en la montaña iraní o pakistaní, llevamos hasta la tienda y casi perdemos yo los huevos y a Leda casi le quiebran sus piernitas".

Hace unos días abandonaron India. Salieron de Delhi con cierta sensación de alivio, porque si bien en Nepal se encontraron con amabilidad, gente amable y educada, sin desmerecer a los indios allí vieron tanta suciedad que acabaron por desesperar. Además, en un correo cuentan cómo han tenido varios incidentes ante las malas prácticas al volante de los locales. Así lo narran: "Nada mas salir de Delhi, emocionado por dejar la ciudad y fijando mi mirada en el horizonte, no pude ver cómo el indio de delante frenaba su coche. Los frenos del Land respondieron a la perfección, si los hubiera utilizado, y acabamos paralizando la autopista sur mientras comprobamos desperfectos. El Land, perfecto, el otro, Mahindra o Tata, parachoque en el suelo y golpe en chapa. El tío tenia un aire de preocupacion, pero nosotros poníamos cara de gran desconcierto. Al final, paseo arriba y abajo sin mediar palabra y se fue".

Seguiremos estando al quite del continuo camino hacia el Este. Hasta donde el Land Rover aguante.

22 septiembre 2010

Hitchcock, hoy en La 2

No soy ningún entendido en cine pero Alfred Hitchcock me encanta. Sus películas me mantienen en tensión siempre. Serán sus planos, los guiones, los actores o lo que sea, pero el caso es que si empieza una peli de él y me pilla con opción de verla, ahí que me quedo hasta el final. Eso no me pasa con ningún otro director de cine, y ni tan solo con un actor.

La 2 de la Televisión Española hace unos meses que ha decidido retomar la buena aventura de los clásicos. Seguramente es una maniobra de ahorro y aprovechamiento de los recursos propios, pero el caso es que emite cada miércoles a las 22.00 películas que calificaremos de antiguas pero por eso mismo de clásicos y por ende de fundamentales.



Hoy toca "Con la muerte en los talones". Si alguien tiene algo que hacer esta noche, que lo olvide. Esto es un peliculón de escándalo. Es una trama fantástica, unas escenas memorables -la subasta es grandiosa, la borrachera, mítica, la persecución del avión fumigador, irrepetible...- y unos actores de ensueño. Nos los creemos a todos, sufrimos con todos y hasta nos lo pasamos bien con un Cary Grant que dan ganas de comérselo por divertido y sufridor, por luchador y por galán.

Así es que ya lo sabeis. Podeis hacer lo que os venga en gana, pero aunque solo queráis ver la película para encontrar el típico cameo de Hitchcock, vale la pena. La lástima es que, en este caso, sea al principio del film. Aún así, ya habrá valido la pena.

19 septiembre 2010

Bajada del río Maimona (por fin)


La ruta circular que seguimos con salida en Montanejos es la roja de abajo, para luego meternos en el mismo río Maimona hasta el cruce con el Mijares para volver al pueblo.
(Fuente: http://www.montanejos.com/index.php?id=182)


Nos situamos en Montanejos, pueblo del interior de la provincia de Castellón. Desde allí, senderismo seco entre pino y matojo, olor a calor en el aire y sonido de pinocha en el suelo. Subimos la senda y buscamos el camino de la Bojera. Entramos de lleno a lo alto de un cañón tremendo y angosto. Allá abajo se ve el suelo del río, seco. Al levantar la vista a lo lejos, el pico del Penyagolosa, la sierra castellonense en esplendor. Después de unos tres o cuatro kilómetros en subida hasta los 750 metros de altitud, dejamos el GR7 para girar a la derecha y hacia abajo por una pista forestal llena de zarzamoras. Nos divertimos con el tema, comiendo y tanteando el asunto. Al final, llegamos al río Maimona, que atraviesa la pista, la cual abandonamos para entrar en faena en el agua. Aquí empieza todo.

Desde ese punto iniciamos el camino de vuelta a Montanejos andando, nadando, trepando, saltando. Ya lo sabíamos. Metemos el pie en el agua sin miedo, nos adentramos en el río y nos perdemos entre la maleza con el agua por el pecho. Y allá vamos, hacia abajo siguiendo el curso del río, sorteando pozas, piedras, saltos de agua, cañones estrechos, saltos verticales, el fondo cristalino. Miramos hacia arriba y se ven dos paredes, una a cada lado a cada cual más alta. El azul del cielo arriba, fuerte, intenso, las dos de la tarde. Un bocadillo sobre un pedrolo que se aguanta por otros tantos, abajo el agua que filtra y suena y refresca. Insectos de palo, cangrejos de río y ranas inmóviles. Saltos y más saltos. Es el barranco del río Maimona. La campana al fin, esa piedra inmensa en mitad del camino, ese salto suicida desde lo alto del risco, ese frío seco al salir del agua.



Lo logramos. Dos años después del primer intento (http://rafabatallitas.blogspot.com/2009/03/de-maimones-altos.html), la bajada del río Maimona fue un éxito y una aventura. Un día magnífico con Juanje, Víctor y Ximo. Una espina clavada que ya no lo es. Gracias.


DATOS TÉCNICOS

Ruta circular con salida y llegada en Montanejos (Castellón). La salida, desde la parte alta del pueblo, creo que la calle San José, donde las fincas de nueva construcción. Allí, sin complejos, buscar la senda adentrándose en la montaña, y una vez dentro, seguir el GR7. La llegada es a la zona baja de Montanejos, donde el albergue El Refugio, allá donde el Maimona se cruza con la bajada del río Mijares que viene del pantano de Arenoso (ver mapa de arriba).

Tiempo estimado de
unas 6 horas. Época del año: de junio a septiembre, aunque hay que tener previsión y cuidado con las posibles lluvias y crecidas del caudal. Previsión es prever que ese día no va a llover y que no lo ha hecho torrencialmente en los días anteriores.

Material: zapatillas de andar, a ser posible viejas para meterse luego con ellas en el río y mojarlas sin contemplaciones. Usar calcetines para evitar rozaduras, gorra para el sol, camiseta y bañador. Evitar el pantalón corto con calzoncillo (escaldadas... ¡ejem!). Importante el detalle de la piscina hinchable pequeñaja para meter allí mochilas con la comida y la bebida para salvar algunas pozas en las que, sí o sí, hay que nadar.

Premio: Un Maxibon en el bar, cerveza o clara, y un granizado de limón.

17 septiembre 2010

Un amanecer, un anochecer

Como hoy estoy melancólico, cuelgo un video y un poema. El video es del amanecer en la cala de les Rotes de Dénia y del anochecer en la Albufera de Valencia. ¿Quién dijo que el sol no venía y se iba por el agua en pleno Mediterráneo? El poema es 'Veles e Vents' de Ausias March, poema que es además la canción del video versionada por Raimon. He dejado la canción completa. Espero que os guste.



VELES E VENTS

Veles e vents han mos desigs complir
faent camins dubtosos per la mar:
mestre i ponent contra d’ells veig armar;
xaloc, llevant, los deuen subvenir,
ab llurs amics lo grec e lo migjorn,
fent humils precs al vent tremuntanal
que en son bufar los sia parcial
e que tots cinc complesquen mon retorn.

Bullirà el mar com la cassola en forn,
mudant color e l’estat natural,
e mostrarà voler tota res mal
que sobre si atur un punt al jorn.
Grans e pocs peixs a recors correran
e cercaran amagatalls secrets:
fugint al mar, on són nudrits e fets,
per gran remei en terra eixiran.

Los pelegrins tots ensems votaran
e prometran molts dons de cera fets,
la gran paor traurà al llum los secrets
que al confés descuberts no seran,
e en lo perill no em caureu de l’esment,
ans votaré al Déu qui ens ha lligats
de no minvar mes fermes voluntats
e que tots temps me sereu de present.

Jo tem la mort per no ser-vos absent,
perquè amor per mort és anul·lats,
mas jo no creu que mon voler sobrats
pusca esser per tal departiment.
Jo só gelós de vostre escàs voler
que, jo morint, no meta mi en oblit.
Sol est pensar me tol del món delit,
car, nós vivint, no creu se pusca fer:

aprés ma mort, d’amar perdau poder
e sia tost en ira convertit.
E jo forçat d’aquest món ser eixit,
tot lo meu mal serà vós no veer.
Oh Déu! per què terme no hi ha en amor,
car prop d’aquell jo em trobara tot sol?
Vostre voler sabera quant me vol,
tement, fiant de tot l’avenidor!

Jo son aquell pus extrem amador
aprés d’aquell a qui Déu vida tol:
puix jo son viu, mon cor no mostra dol
tant com la mort, per sa extrema dolor.
A bé o mal d’amor jo só dispost,
mas per mon fat fortuna cas no em porta:
tot esvetlat, ab desbarrada porta
me trobarà, faent humil respost.

Jo desig ço que em porà ser gran cost
i aquest esper de molts mals m’aconhorta;
a mi no plau ma vida ser estorta
d’un cas molt fer, qual prec Déu sia tost.
Lladoncs les gents no els calrà donar fe
al que amor fora mi obrarà:
lo seu poder en acte es mostrarà
e los meus dits ab los fets provaré.

Amor, de vós, jo en sent més que no en sé,
de què la part pitjor me’n romandrà,
e de vós sap lo qui sens vós està.
A joc de daus vos acompararé.

12 septiembre 2010

Duatlón de Benicarló: el retorno




El retorno fue en Benicarló el pasado 29 de agosto. Un duatlón después de tres años largos de ausencia en este tipo de carreras. Tras la bocina se salió a buen ritmo y yo puse el mío. Corrí, según los tiempos, a 4.18 el km los 6km del primer sector, lo cual para mí está francamente bien, sabiendo que entrenando no podía bajar de 4.30. Cogí entonces la bici y me puse a darle al jamón como un animal. Me costó un par de kilómetros coger el ritmo, sobre todo porque casi de inicio había una subida bestial con dos repechos casi seguidos, largos, con pendiente fuerte y mucha piedra suelta. Iba tan desbocado que ni siquiera Dani, para mi sorpresa, me siguió.

Adelantaba a un montón de gente, muchísima, y pensaba que se engancharían a rueda algunos, pero era un circuito de algunos tramos muy técnicos, y eso lo dificultaba todo. Las subidas eran durillas, e incluso hubo una en las que puse el pie a tierra en las dos vueltas. Fue la bomba. Luego había un par de bajadas rápidas y peligrosas por senda estrecha y hierbajos a los lados, y aquello fue una animalada. Yo iba desenfrenado, a muerte. En una curva casi me salgo pero rectifiqué no sé ni cómo, y luego en las rectas de asfalto me ponía a 42 por hora con los ojos fuera de las órbitas. Iba loco. Mientras 'jamoneaba' de tal guisa, pensé que lo pagaría caro, pero que también el último sector a pie, de 3,7km, era corto. Arriesgué como nunca y el resultado fue muy bueno para mí, porque en la bici quedé el 12º mejor tiempo. Qué grande. La malo de todo fue encontrarme tirado a Patxi, atendido por la ambulancia, después de que sufriera una espeluznante caída y quedara con la espalda y un brazo rasgado por el tramo de asfalto. Lástima por el carrerón que estaba haciendo, el Bikila que corre que se las pela.

Luego, corriendo, llegó el otro festival: el de los pases por el interior. Hasta tres tipos me adelantaron a un ritmo a todas luces irreal para mí, sobre todo porque mis rodillas no se levantaban y los pies casi se arrastraban por el suelo. Pese a todo creo que corrí a 5.05, lo cual tampoco está del todo mal siendo como soy un patán de la zapatilla. Al final, 18º de los 61 que acabaron, con un tiempo de 1h 52min en el total de los 6km, 25km y 3,7km del recorrido. Si no me llegan a pasar esos tres al final, quedo el 15º. Eso hubiera sido 'demasié'.

La buena noticia es que en Benicarló, después de tres años (¡!) sin hacer un duatlón, me ha vuelto a salir el gusanillo por esto.


CLASIFICACIÓN DUATLÓN CROSS DE BENICARLÓ 2010

1. Remigio Queral 1h 33min 57s
13. Raúl López 'Panorámix' 1h 48min 45s
18. Rafa Mora 1h 52min 43s
34. Dani Ruiz 2h 00min 47s
36. Javi Bellvis 2h 01min 24s
41. Samuel Morillas 2h 09min 06s
55. Paco Cobos 2h 28min 04s
61. Marta Collado 2h 53min 38s
Retirados: Patxi Cisneros y Ricard Borrás.

10 septiembre 2010

Hundirse, luchar, levantarse y sonreír

El ciclismo me ha enseñado a sufrir. En un puerto, cuando te quedas sin fuerzas o incluso tu bicicleta falla, sabes que, pase lo que pase, hay que llegar a la cima. Allí siempre espera el descanso que es el descenso. Sufrir es condición sine qua non para llegar a buen puerto.

En ocasiones me ha pasado que estás a mitad de una subida sintiendo cómo bombea la patata, cómo brincan tus piernas entre el cuadro y cómo el asfalto pasa raudo por allá abajo. Vas directo a la cima sufriendo lo justo, con una sonrisa de oreja a oreja, casi casi mirando el paisaje. Pero en un momento dado, cuando menos te lo esperas, la patata empieza a bombear a medias, las pulsaciones bajan, el sudor se torna frío y ni la sangre ni el oxígeno llega a los músculos de las piernas. Es el ciclismo y la carretera, que mandan: el puerto se hace más duro.

Entonces es el momento de luchar. Después del hundimiento, hay que seguir mirando hacia arriba, porque ese puerto hay que subirlo sí o sí, y porque además lo primero que se debe mantener encima de una bicicleta -y siempre también lejos de ella- es la dignidad. Con la cabeza alta, la cima al final se irá acercando; tal vez haya que agachar la cabeza para dar vaivenes, seguramente haya que soltar alguna lágrima de dolor y tristeza por la impotencia, pero lo que debe estar claro siempre es que el espíritu debe seguir a tu lado impoluto y renovado. Sin eso, no se corona ni un repecho.

En esos momentos de crisis, muchas otras veces vas en compañía y quien va contigo, yendo tú tocado, va peor. Te mira con cara de cordero degollado porque la carretera le ha dado la estocada y ve que no llega, pero tú, pese a ir reventado, tienes que pensar que en realidad lo que parecía una guerra personal contra la montaña no es más que una lucha de equipo. Con rabia y ganas de sufrir por el bien común, te pones a su lado y primero le hablas. Lo mimas disimulando tu dolor de piernas y tu falta de fuerzas. Le haces ver que no queda nada, que el cambio de rasante final está al caer, y que si sigue a ese ritmo, corona y allá arriba nos abrazamos.

Puede darse el caso de que tu compañero, que sufre como un condenado, se derrumbe, y tal vez incluso ponga el pie en tierra. Calma. Mucha calma. Paras con él y descansas, le animas y bebes y le das de beber, y también algo de comida y conversación, y él mirando al suelo desfondado y desmoralizado intenta ver las cosas de otra manera para poder acabar. Entonces te mira y sonríe. Le cuesta, pero se anima, y esa sonrisa delata compañerismo y ganas de sobrevivir, con lo cual la carretera y la montaña están sentenciadas, porque al final llegarás. No tienen nada que hacer contra la fuerza de voluntad de los ciclistas.

Una vez arriba, piensas en los que no han podido subir, que los hay. A todos ellos les animas a no desfallecer nunca, a mirar el mundo con una sonrisa y evitar las sombras y las penas. Si no ha podido con la montaña hoy, tendrá una nueva oportunidad en esa o otra cima. El caso es que los puertos están todos para subirlos. Sufriendo en muchos, en otros no tanto. Pero lo que está claro es que se lucha con sudor, lágrimas... Y dignidad.

07 septiembre 2010

Se quema la Vall, se quema...


Este es mi amigo Xurro, por Agullent, con el maillot de nuestra peña Cul Arrere de Ontinyent, hoy mismo por donde ayer era bosque. (Foto: EFE/Juan Carlos Cárdenas)

Se quema Ontinyent, Bocairent, Agullent, Simat... se me quema el alma, coño, se me quema. Se vuelve a incendiar después de 16 años. No hay nada que hacer y se pierde todo otra vez. No puedo seguir, no puedo seguir, me ahogo, me cuesta respirar. Se quema todo. Otra vez. Por favor. Piedad, piedad. No hay nada que hacer. La historia se repite. Se me quema el alma.

Vista aérea del incendio de hoy en la Vall d'Albaida. (Foto: EFE/Juan Carlos Cárdenas)

03 septiembre 2010

Encuentros y reencuentros

Volvamos al jaleo batallero. En uno de estos días de vacaciones que tanto me he ganado (¿?) ocurrió lo que hace unos años era impensable. Una de esas personas que siempre me ha mirado como el loco de la colina, el enfermo ciclista raro que se hace 'cienes' y 'cienes' de kilómetros sin ningún sentido, el anacleto que se da unas palizas que te mueres, resulta que desde hace poco probó la medicina... y está a un paso de la adicción. Es uno de tantos que han caído en las garras de la bicicleta, tan agradecida como es ella.

Antes de la salida, con el característico buen humor.

Juanje es un tío de casi dos metros, espigado como un ciprés, que ha tenido que comprarse la talla más grande de bicicleto que ha encontrado. Me jactaré al decir que mi consejo y mi guía a la tienda correcta le satisfizo. Ha hecho un buen trabajo, puesto que no se ha agenciado un maquinón que te rilas dejándose una leña de dinero, sino que ha hecho una inversión correcta. Una bici modesta pero funcional y muy práctica. Lo demás, lo pone él mismo de su parte a base de ganas y motivación, y unas rutas y kilometrajes adecuadas a su nivel y objetivos.


Hicimos la ruta del río Turia desde Mislata hasta Vilamarxant. En total, 60 kilómetros (exactamente fueron 58) en un excepcional paseo matutino antes de que cayera el temible calor sobre nosotros. Nos acompañaron Patrici i mi amigo Dani, padre e hijo respectivamente, otras dos personas para mí de gran valor sentimental por conocerlas desde hace ya 18 años y porque, precisamente con esta familia yo tuve mi debut en un viaje a Pirineos con apenas 16 años, en unos días que en parte me marcaron lo que soy hoy respecto a la naturaleza y el aire libre.